Después de lo ocurrido en el patio de la escuela, Estrella y David se hicieron muy amigos:
siempre se iban juntos en el recreo, se enviaban dibujos, se sentaban juntos en clase (ya que eran compañeros, solo que no se conocían antes de lo ocurrido con Jack), se iban a casa juntos, ya que vivían casi en la misma calle etc... y así, con el tiempo, también conocieron a sus familias.
Los padres de David se llamaban Manuel y Elizabeth.
Manuel López, trabajaba en una oficina dedicándose a arreglar papeleos y atender llamadas telefónicas. Era muy trabajador, y muy buen padre y marido también. Se preocupaba mucho de su familia, y era un hombre muy humilde. Para él Elizabeth lo era todo, y siempre que podía le traía uno que otro regalito.
Elizabeth Rico, una estupenda madre y esposa. Su trabajo era de veterinaria y le encantaban los animales. También se encargaba muy bien de las tareas domésticas y de mantener en buen estado la casa y la familia. Sus tres hijos, Cristina, David y Estela, de 11, 5 y 3 años respectivamente, estaban muy bien atendidos, y no les faltaba de nada.
Cristina era una hija increíblemente maravillosa. Nunca se ha visto una chica de 11 años tan responsable como ella. Era una chica castaña de unos bonitos ojos marrones, con un corazón tan grande que no le cabía en el pecho. Quería muchísimo a su familia, y encargarse de sus hermanos y sus estudios era su principal vocación.
Debido al continuo trabajo de sus padres, Cristina tenía que encargarse con frecuencia de sus hermanos pequeños, y no lo hacía nada mal. Es por eso, que sus padres la adoran, y ella desea ser de mayor profesora de niños pequeños.
David era un crío de cinco años de pelo castaño y unos bonitos ojos verdes, el cual era un tanto despistado e independiente. Le gustaba ir a su rollo, y encargarse de sus cosas él solito. También era bastante cabezota y cuando discutía con alguien, siempre tenía que ganar el.
Pero aparte de todo eso, era muy bueno y cariñoso. Quería mucho a su familia, en especial a su hermana mayor y a su madre. Para él Cristina era como su segunda madre ya que siempre se encargaba de él, y su madre también era muy especial para él, puesto que también era muy cariñosa con ellos.
Finalmente estaba la pequeña Estela, que tan solo tenía 3 añitos, pero a pesar de ello, era una niña muy espabilada y observadora...
Bueno, todos ellos conformaban la familia López.
Los pequeños David y Estrella, debido a su gran amistad, provocaron varios acercamientos entre ambas familias, provocando que los padres se hicieran buenos amigos, y así, juntar a sus hijos y que tubieran más amistades.
¡Y todo era genial! Las dos familias siguieron teniendo contacto durante un año más, provocando así que ambos críos, David y Estrella, siguieran llendo al mismo preescolar juntos, y así, siendo muy buenos amigos.
Pero todo cambió al llegar la primaria...
Ambos críos entraron en diferentes escuelas, debido a que la familia Sánchez tuvo que trasladarse durante un tiempo a Londres, debido al trabajo del padre, Carlos.
Eso a ambos niños les afectó bastante, puesto que eran muy buenos amiguitos y querían ir juntos al mismo colegio... pero no pudo ser.
Estrella tuvo que estudiar en un colegio inglés durante los cursos de primero, segundo y tercero de primaria, pero eso le ayudó bastante a aprender muy bien el idioma, y por tanto, a mejorarlo. Pero no solo le ayudó en el idioma. Su padre pensó que, tal vez, eso de experimentar con personas, costumbres y lugares distintos, ayudaría muchísimo en su formación. Y así fue. Con tan solo ocho años, Estrella ya sabía hablar un perfecto inglés, y era una niña que sacaba unas calificaciones bastante altas en la escuela.
Debido a los estudios, los nuevos amigos, nuevas costumbres, nuevas tareas, responsabilidades etc... Estrella y David, con los años, se fueron olvidando el uno del otro.
Ambos niños tenían ocho y nueve años, y por lo tanto, ya se habían echado nuevos amigos, habían aprendido cosas nuevas, y también experimentaron cosas nuevas en la familia:
Sheila, madre de Estrella, había tenido una nueva hija, Débora, de 1 añito. Era una preciosa niña rubia con unos bonitos y expresivos ojos azules. Era una niña muy feliz, y a pesar de tener tan solo 1 año, parecía entender todo con claridad y aprendía todo con mucha facilidad.
Pero en la familia López, también hubo otro nuevo nacimiento: Enrique, nacido el mismo año que Débora, también tenía un añito. Era un niño muy guapo, de pelo también castaño y unos grandes ojos marrones. Era un niño un poco más tranquilo y lo aprendía todo a su tiempo. Pero también era muy espabilado y feliz, y provocó mucha felicidad en la familia López.
Con todas esas cosas nuevas, podría decirse que ambas familias vivieron felices para siempre, y nunca más se volvieron a ver, pero no fue así:
Después de aproximadamente cuatro años en el extranjero, la familia Sánchez volvió.
Al parecer Carlos se quedó sin trabajo allí, y su antiguo jefe le llamó de su antigua empresa para volverle a colocar. Por lo tanto, regresaron.
Estrella ya tenía ocho años, y sus hermanos Carlos y Víctor tenían 16 y 6 años respectivamente. Los tres estaban estudiando, excepto la más pequeña, Débora.
Debido a ello, tuvieron que integrarlos en nuevas escuelas hasta que terminaran sus estudios, y eso a los niños, no les hizo mucha gracia. Ya conocían a muchos compañeros de Londres de la antigua escuela, por lo tanto volver a hacer, no sería una tarea fácil...
Pero no quedaba más remedio, así que tuvieron que integrarlos.
Estrella se matriculó en tercero de primaria, y su hermano Víctor entró con ella en la misma escuela, pero se matriculó en primero de primaria.
Carlos por el contrario, entró en el instituto, y se matriculó en primero de bachillerato.
Así estuvieron durante varios meses, hasta que un día, todo cambió:
Tocó el timbre de salida, y todos los niños salieron al recreo.
Estrella, como siempre, prefería leer un libro antes que jugar con las demás niñas de su edad, por lo que, puesta a ello, se sentó bajo la sombra de un árbol, abrió su libro por donde marcaba el marcapáginas, y comenzó a leer.
Justo a su lado, había un pequeño campo de fútbol donde los chicos solían jugar al fútbol en las horas del recreo.
Estrella estaba tan concentrada, que ni los ruidos que provocaban aquellos niños jugando al fútbol la distraían. Para ella su libro era tan importante, que no permitía que nada ni nadie la molestara ni la distrayera de su lectura.
Pero en uno de sus momentos de lecturas, uno de los chicos que jugaban al fútbol, chutó la pelota tan fuerte, que se salió del campo, llendo a parar, a la cabeza de Estrella...
La pobre chica se quejó de dolor, y se frotaba la cabeza debido al balonazo que acababan de darle.
Pero entonces, para su sorpresa, el mismo chico que chutó la pelota, fue a socorrerla, para preocuparse por ella.
Se acercó a su libro, y se lo dio, puesto que del golpe del balón, el libro se le cayó de las manos.
Estrella se frotaba la cabeza a la vez que se quejaba, y entonces el chico se acercó a ella:
-¡Oh vaya! ¡Lo siento mucho! ¿Estás bien?-.
Estrella agarró su libro y lo miró a la cara a la vez que decía:
-Si... solo me duele un poco la cabeza... no es nada-.
-¿Estás segura?-.
-Si, tranquilo. Estoy bien-.
-Ah, menos mal, es que no me dí cuenta de dónde chutaba el balón, y sin querer, te dí a ti, lo siento mucho...-.
Estrella sonrió y luego dijo:
-No pasa nada, tranquilo. Estoy bien-.
-Pues qué alivio-.
-¿En serio? ¿Por qué?-.
-Pues porque... eres una chica y... no me gusta nada hacer daño a las chicas-.
-Vaya... qué educado por tu parte-.
El chico se empezó a reír y entonces se fijó en que tenía una cicatriz muy fea en la rodilla, así que se decidió a preguntarle:
-Oye... ¿Qué te pasó aquí?-. Dijo a la vez que se agachaba para quedar a su altura.
Estrella se miró la rodilla, y algo enfadada dijo:
-Es... una cicatriz de un zollón que me hice cuando era pequeña-.
-¿En serio? ¿Qué te pasó?-.
-Nada importante... un niño me quiso quitar una piruleta y para conseguirla me empujó contra el suelo, y me hice daño en la rodilla-.
-¿¡En serio?! ¡Pero qué cobarde! Hacerle eso a una mujer es de gallina...-.
-Lo sé, pero suerte que mi amigo David vino para salvarme-.
Entonces el chico se quedó algo petrificado y miró a Estrella fijamente:
-Has dicho tu amigo... ¿David?-.
-Sí- dijo ella- él me salvó de aquel niño, Jack. Era un abusón y siempre le pegaba a los más pequeños. Hasta que un día David le dio un escarmiento, y ya nunca más volvió a meterse conmigo-.
El chico escuchaba la historia tan asombrado como si fuera leído una historia de miedo.
Después de un rato, reaccionó y le dijo:
-Y ese amigo tuyo... ¿Dónde está?-.
-No lo sé... hace muchos años que no le veo...-.
-Guau... ¿Por qué?-.
-Porque cuando éramos pequeños, nos separamos. Yo me tuve que ir a Londres por el trabajo de mi padre, y nunca más volví a verle... espero que esté bien... cuánto desearía volverle a ver...-.
El chico la miraba con los ojos como platos. Su respiración se hizo forsoza, y las gotas de sudor empezaron a correr por su frente:
-Tu padre... ¿En qué trabajaba?-.
-De detective ¡Es genial! De mayor me encantaría ser como él-.
-Y se llama... ¿Carlos, por casualidad?-.
Estrella se quedó asombrada mirando al chico. De repente un calor empezó a subirle por todo el cuerpo y un escalofrío le recorrió toda la espalda:
-S-si... así se llama... ¿Cómo lo sabes?-.
-También se que te llamas Estrella Sánchez Palacios, y que de pequeña eras mi mejor amiga-.
Estrella abrió los ojos como platos y al mismo tiempo dijo:
-No me lo puedo creer... ¿Tú eres?-.
-¿David? Sí, soy yo. David López Rico, tu mejor amigo de la infancia, el que te defendio de Jack y el que le dio un buen escarmiento a ese cobarde-.
El silencio se hizo eterno. Estrella miraba atónita al muchacho a la vez que se tapaba la boca con las manos.
David también permanecía callado, mirando fijamente la cicatriz en la rodilla de Estrella.
Ambos se miraron. Sus miradas se cruzaron de nuevo, después de cuatro años separados. Estrella se mordió el labio inferior al mismo tiempo que unas lágrimas se le escapaban de los ojos. No aguantaron más; se abrazaron.
Fue un abrazo tan tierno, tan amistoso, tan inocente, tan... esperado, que ambos se pusieron a llorar, y no se separaron en unos minutos.
Finalmente, dejaron de abrazararse, y se secaron las lágrimas para poder hablar bien:
-¡Es que me parece todo tan... extraño! No me puedo creer que vuelva a verte...-. Exclamó Estrella apretándole con fuerza las manos.
-Lo sé... para mí ha sido igual... no puedo creer que después de tantos años separados... ¡Hayas vuelto! ¿Y eso por qué? ¿Qué haces aquí otra vez?-.
Entonces Estrella, le cuenta a David toda su historia en Londres, todo lo que vivió, todo lo que aprendió y sobre todo... todo lo que se acordó de él. Pero también le cuenta la razón por la cual habían regresado, y David la escucha hasta el final:
-Vaya... no sabía que te fueras acordado de mí estando tan lejos...-.
-Eso no importa, cuando quieres a alguien, no importa la distancia David-.
David sonríe y la mira a los ojos.
Entonces se acuerda de todo lo que le ha pasado a él, y también le cuenta a Estrella toda su historia:
-[...] Y siempre me acordé de tí, nunca te olvidé, porque para mí siempre fuiste mi mejor amiga...-.
-Oh... y tú para mí-.
Ambos se sonríen, y entonces Estrella abre la boca entusiasmada:
-¡Ah! También tengo otra noticia que te va a encantar-.
-¿Ah si? ¿De qué se trata?-.
-¡Tengo una nueva hermanita! Se llama Débora, y tiene 1 añito... ¡Es muy guapa y espabilada!-.
-¡Vaya, pero qué casualidad!-.
-¿Por qué? ¿Qué pasa?-.
-¡Yo también tengo otro hermanito nuevo! Se llama Enrique ¡Y tiene también 1 añito!-.
Ambos niños empiezan a reírse y a contarse cosas sobre sus dos hermanos.
Así se llevan todo el tiempo del recreo, y parte del tiempo del aula, puesto que por casualidades del mundo, habían caido en la misma clase, y se sentaron junto como hacía años.
Ambos niños volvieron a ser amigos de nuevo:
se iban juntos en el recreo, se sentaban juntos en clase, se iban a casa juntos, hablaban todo el día por teléfono etc...
Con el tiempo ambas familias volvieron a tener contacto de nuevo, y sus hijos volvieron a ser amigos y a juntarse todos juntos.
Pero David y Estrella nunca más se separaron. Ahora sí que serían amigos para toda la vida.
Pero con el paso de los meses, se mudó al barrio otra familia; los Gutiérrez.
La familia sólo tenía una hija, la pequeña Luz, de 7 años.
Como pocos niños en el barrio querían juntarse con ella, un día Estrella y David, por casualidad, se toparon con ella, y se hicieron amigos.
Así, la familia de Luz también ganó contacto con ambas familias, y los tres niños, Estrella, Luz y David, se hicieron muy muy buenos amigos durante muchos años.
Y así, los tres, se hicieron mayores... Y con el paso de los años y los años y los años... siguieron siendo amigos y nunca se separaron.
Y así, comenzó una nueva y duradera amistad, que nunca más tuvo que volver a separarse.
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FIN
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