sábado, 7 de septiembre de 2013

Capítulo 1: "Un dia de escuela"

La mañana acechaba y los rayos del sol se colaban entre las persianas de las habitaciones.

Estrella se encontraba en la cama, dormida aún. Su madre estaba preparando el desayuno y por lo tanto, fue su padre el que vino a despertarla:
-Venga cielo, arriba. Que tienes que ir al cole-.

Estrella abrió los ojos de golpe, y con una sonrisa en su rostro, se levanta de la cama y se dirige al baño para prepararse.

A Estrella le encantaba ir al colegio. A pesar de su corta edad, ya sabía leer y por lo tanto, cada vez que tenía la oportunidad, leía uno que otro libro. Era una niña muy espabilada, y le encantaba aprender. Por eso, hoy no quería faltar a la escuela.

-¡Buenos días mami!-. Dijo la pequeña entrando en la cocina.
-¡Hola cielo!- dijo su madre cojiendola en brazos- ¿Qué, tienes ganas de ir al cole?-.
-¡Pues claro! Sabes de sobra que me encanta ir-.
-Muy bien cielo, así me gusta-le dijo su madre poniéndola en el suelo- pero antes tienes que desayunar ¿No? Venga cómete la tostada, que está muy rica-.
-¡Si mami!-. Dijo Estrella sentándose en la mesa.

Estrella era una pequeña de cuatro años. Era muy espabilada y le encantaba ayudar en todo en casa. Sus padres la tenían por una niña prodigio debido a su inteligencia a pesar de su edad.Pero a parte de eso, era muy guapa. Tenía el pelo rubio y ondulado. Sus ojos eran azules, y tenía unos rasgos faciales tan encantadores y femeninos, que literalmente, parecía una muñequita.

Pero no era hija única; tenía un hermano mayor de doce años llamado Carlos, y otro de dos años llamado Víctor. Carlos era un adolescente de pelo castaño y ojos marrones, que era un tanto despistado y olvidadizo, pero eso no significaba que no fuera buen hijo. Se preocupaba mucho de su familia y le encantaba jugar con su hermanita pequeña, pero Estrella no siempre estaba dispuesta, porque prefería leer libros a jugar al pilla-pilla con su hermano mayor...

Carlos también era muy cariñoso.Ayudaba mucho en casa y se preocupaba mucho de sus padres, pero no era tan buen estudiante...

Solía sacar malas notas, porque él decía que prefería dedicarse al teatro ¡Y no era broma! Carlos a veces era un tanto... dramático.
A su edad, empiezan los primeros amores, y cada vez que una chica lo ignoraba, él se ponía muy triste y solía coger una depresión enorme...

Finalmente, tenemos al pequeño de la familia; Víctor. Víctor tenía tan solo dos años, pero era un niño muy guapo y espabilado, de un pelo rubio liso y unos grandes y bonitos ojos azules. Era muy feliz y aprendía todo muy rápido. Todos estaban encantados con él.

Pero bueno, aparte de esos dos niños, también estaban los padres:

El padre de familia, Carlos Sánchez, siempre tan preocupado de su trabajo y de su familia. No quería que en el futuro sus hijos acabaran en la calle, y por tanto, desde que eran pequeñitos, les enseñaba a leer a una edad temprana para ayudarles en su futuro. Solía ser un tanto estricto y estirado con ellos, pero también era muy cariñoso y los quería a todos muchísimo.

Y ahora la madre, Sheila Palacios. Sheila era suuuper cariñosa con su familia, y a pesar de todo siempre intentaba sacarles una sonrisa a sus hijos e intentar que fuesen felices a pesar de todo. Trabajaba de banquera, y le iba muy bien. A Estrella le fascinaba su trabajo, y una que otra vez la acompañaba y los clientes fascinaban con la inteligencia y la parla que tenía la pequeña.

Bueno, sigamos con la historia:

Estrella terminó su desayuno, y tan pronto como pudo, subió a su habitación para coger su maletita e irse con su hermano al colegio.

Una vez preparada, salió a la calle acompañada de Carlos, se despidió de sus padres y se fueron.

                       ****

La profesora entró a la clase, y todos los revoltosos críos, dejaron de dar voces y saltos, y se sentaron en sus pupitres:

-¡Buenos días niños!-. Dijo la profesora Inés con voz cariñosa.

-¡Buenos días profe!-. Dijeron todos los críos a la vez.

Estrella estaba sentada en su pupitre con un libro abierto mientras escuchaba a la maestra:

-Bueno, hoy vamos a revisar los deberes que mandamos para ayer ¿Vale? Creo recordar que os dije que teníais que preguntar a vuestros padres en qué trabajaban y comentarlo hoy en clase ¿No?-.

-¡Siiii!-. Dijeron todos los niños muy ilusionados.

Entonces la profesora fue llamando a los niños para que uno por uno contara en qué trabajaban sus padres y en qué consistía.

Estrella estaba muy contenta ¡Sabía que a sus compañeros les iba a encantar saber que su padre era detective y que siempre encontraba a los ladrones que cometían delitos!

Y con esta idea en mente, se preparaba para hablar en clase.

                       ****

Sonó el timbre del recreo, y todos los críos salieron fuera.

Estrella se encontraba sentada en un banco a la vez que leía uno de sus libros.

Estaba tan concentrada en la lectura que no se dio cuenta de que la piruleta que le dio la profesora como enhorabuena, se le había caido del bolsillo.

Pero entonces, un niño desconocido, se fijó en la piruleta del suelo, y se acercó a ella.

Estrella, tan inocentemente, seguía leyendo, hasta que finalmente, terminó de leer, y al tocarse el bolsillo notó que la piruleta no estaba. Empezó a buscar por todo el suelo, hasta que finalmente la vio y la cogió.

Pero cuando iba a quitarle el enboltorio, el niño se acercó a ella y le dijo:

-Eh, tú, niña ¿Esa piruleta es tuya?-.

Estrella, que no le gustaba demasiado hablar con extraños, se hizo la despistada y le dijo:

-Eh... si, ¿No has visto que la tengo yo?-.

-Pues yo también quiero una piruleta, dámela-.

-¿Qué dices? ¡Es mía! Me la ha dado mi maestra por haberme explicado tan bien...-.

-¡Yaya! Me da igual quien te la haya dado, dámela, se te ha caído al suelo, y la vi yo, así que es mia-.

-¡De eso nada! Se me ha caido pero la he vuelto a coger, y si la he vuelto a coger, me convierto en la propietaria, asi que no es tuya, sino mia, asi que déjame en paz-.

El niño empezaba a enfadarse cada vez más, así que se acercó a Estrella e intentó quitarsela a la fuerza:

-¡He dicho que me la des!-. Gritaba el chico tirando de la piruleta de forma violenta.

-¡Y yo te he dicho que no! ¡Que es mía! ¡Vete y déjame!-.

Entonces Estrella le da un pisotón, y echa a correr por el patio del colegio para librarse del niño, que no paraba de perseguirla para quitarle la piruleta:

-¡Ven aquí, no corras cobarde!-. Le gritaba el niño que ya la iba alcanzando.

La pobre Estrella se quedaba sin fuerzas y finalmente el niño la alcanzó, dándole un empujón y tirándola al suelo, provocando que se zollara la rodilla.

El chico se acercó a ella y por última vez la intentó convencer para quitarle la piruleta, pero Estrella de nuevo se negó, y cuando la iba a golpear, otro niño de mas o menos cinco años, dio un empujón al chico que se metía con Estrella, provocando que callera al suelo de boca.

-¡Ya basta Jack, deja de meterte con los demás! ¡Eres un abusón!-.

Gritaba el otro chico. Estrella miraba atónita la escena; ¡Aquel niño la había salvado!

Pero el otro niño se levantó del suelo, y parecía sangrar por la nariz:

-¿Y tú quién diablos eres?-. Dijo mirando por encima al otro.

-¡Me llamo David, y ya estoy harto de que siempre te metas con los más débiles solo por simple gusto, eres un abusón, Jack!-.

Jack miró a David y a Estrella. Luego intentó acercarse a ella para pegarle, pero David se interpuso, y Jack empezó a enfadarse:

-¿Es que te vas a poner en mi camino, enano?-.

A David no le incomodaban sus comentarios, y continuaba en su sitio.

Jack volvió a hacerle la misma pregunta, pero más enfadado, pero David seguía ahí quieto, mirándole, desafiante.

Jack finalmente se enfadó, e intentó darle un puñetazo a David, pero éste lo esquivó, y le agarró el brazo para darle un rodillazo en la cara y un puñetazo en la tripa.

Finalmente dejó a Jack fuera de combate, y éste salió huyendo asustado.

Estrella miraba atónita a David: ¡Le había salvado de aquel niño!

David se sacudió las manos y sonriendo, se acercó a Estrella para ayudarla:

-¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo?-.

-No, estoy bien... sólo me he hecho un poco de daño en la rodilla.... muchas gracias... David....-.

David le sonrió algo tímido, y se agachó a su lado para hablarle:

-Oye, ¿Cómo te llamas?-.

-Estrella...-.

-Vaya, Estrella... qué nombre más bonito-.

Estrella sonrió y agachó la cabeza algo tímida.

-No le eches cuenta a ese tipo, siempre está abusando de los demás-.

-Sólo me quería quitar la piruleta... y mira como se puso por no dársela-.

-Ya, él siempre es así, tú hazme casi a mi, ignóralo como hago yo, y nunca mas te hara nada-.

-Vale... gracias-.

Y automáticamente, le dio un beso en la mejilla a David, el cual se puso muy colorado y dijo:

-O-oye... ¿No deberías curarte esa herida? Se puede infectar...-.

-Claro... ¿Vienes conmigo a la enfermería?-.

-¡Claro! Ven, yo te ayudo a levantarte-.

Y así, ambos se fueron camino de la enfermería.

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                        FIN

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