domingo, 8 de septiembre de 2013

Capítulo 3 "Patéticos asesinos"

Era una mañana tranquila en la casa de los Sánchez. Víctor, se encontraba en su habitación y parecía estar ocupado. Se arreglaba para ir a casa de Estela. La noche anterior por fin había conseguido escribir un bonito poema con el que poder engatusarla, y así, conseguir salir con ella: -¡Este poema me va a cambiar la vida por completo!-se decía mientras se peinaba el flequillo- ¡Por fin podré hacer que Estela se fije en mí!-. Y así, con esa positiva actitud, salió de su casa en dirección a la casa de Estela. Una vez allí, escondido detrás de una máquina expendedora, se dispone a dirigirse a la casa para llamar, pero entonces, ve pasar a un chaval de más o menos su edad, vestido de uniforme escolar, con un aire algo arrogante y con el pelo repeinado de color rubio. Víctor mira fijamente al chaval, que de repente, entra por la casa de Estela, y llama al timbre. Víctor da un respingo de impresión, mientras se fija en que Estela sale fuera, se agarran de la mano, y marchan juntos. Víctor siente como si el corazón dejara de latirle –No puede ser…- se decía mientras arrugaba el poema que le había escrito a Estela- ese no puede ser su chico ¡Estela no puede estar cogida!-. Entonces, se fija en que ambos cruzan la esquina juntos, y Víctor se dispone a seguirles.
Por fin, llegan a un bonito parque, lleno de cerezos, matorrales y una bonita fuente en el centro.
Víctor se esconde detrás de un cerezo mientras observa a Estela y al chico, que se sientan en un banco delante de él. Entonces, el chico que acompaña a Estela se levanta, se pone delante de Estela y le dice -¡Oh, Estela, mi primer amor, tan bella eres!-. Víctor mira con odio al muchacho, y entonces Estela le dice –Oh… Pablo, tu si que eres bello-. -¡PABLO!- Insinúa Víctor cerrando sus manos en la corteza del árbol y arañándola-¡ESE INFELIZ SE LLAMA PABLO! Dichoso Pablo… ¡Capaz soy de matarlo!-. Y seguido de estas palabras, se marcha enfurruñado y murmurando por lo bajito. Al fin, llega a un callejón que parecía tranquilo. Cruza la esquina y de repente, ve venir corriendo a David despavorido y ambos impactan -¡David!-grita Víctor frotándose la cabeza- ¿Qué hacías corriendo de esa manera?-. David se incorpora y dice –Ah, hola Víctor, pues resulta que sin querer pisé la cola a un perro y no veas como corría detrás de mí… a propósito ¿Dónde ibas tú?-. Víctor le enseña a David el poema arrugado que le había escrito a su hermana, y también le cuenta lo que pasó con Pablo -¿Mi hermana saliendo con un chico?-. Añade David extrañado. –Sí- dice Víctor guardando el poema- ¿No sabías nada?-. -Pues no-dice David- de hecho, creo que ni siquiera mis padres lo sabían-. David se queda pensativo y luego añade –Oye… ¿Y cómo es el chico?-. Víctor pone cara de pocos amigos y luego dice –Pues… es un pijo repelente que va peinado de seta y que solo le hace la pelota a Estela-. David se sorprende un momento y luego dice –Por casualidad… ¿Sabes donde vive ese tal Pablo?-. –No- dice Víctor modesto- pero podrías preguntarle a Estela, quizá ella lo sepa-. –Buena idea- añade David chascando los dedos- intentaré sacárselo de alguna manera y luego, le haremos una visita…-. Ambos ríen y marchan juntos. Llegada la noche, David vuelve a casa, dispuesto a hablar con Estela. Llama a la puerta de su habitación y cuando lo deja pasar ella dice -¿Qué querías?-. David tose y luego le dice muy serio –Estela, una pregunta… ¿Hoy has salido con alguien?-. Estela, que estaba leyendo una revista, para en seco de leer y dice –Si, con un amigo, íbamos a la biblioteca a estudiar ¿Por qué?-. David aprieta los labios y le dice –Es que esta tarde te vi salir con un chico en dirección al parque de la ciudad ¿Para qué ibas?-. Estela se queda muy quieta, inmóvil. Parecía que no iba a decir una palabra, pero luego dijo -¿Para qué lo quieres saber?-. –Pues porque si tienes novio, deberías decírmelo-. Añade David levantando un poco el tono. Estela se queda como si fuese visto un fantasma. Mira a David a la cara y le dice -¡Me has estado espiando!-. -¡Si!-dice David enfadado -¿Por qué no me has dicho nada?-. Estela enfadada, tira al suelo la revista que estaba leyendo y añade -¡Porque tú no eres mi padre para darme órdenes! ¡Nunca te e importado y por tanto, te dará igual si estoy con un chico como si no lo estoy!-. David intenta calmarla para conseguir sacarle lo que quiere. Una vez más calmada, se dispone a decirle -Estela, soy tu hermano mayor, y sí que me importas, si no, no te preguntaría. Me gustaría que me dijeras dónde vive ese tal Pablo-. Estela se da la vuelta, y mira a David extrañada -¿Para qué quieres saberlo?-. –Nada-añade David con sonrisa pícara-es que ahora que es mi cuñado, creo que debería hacerle una visita, ¿No crees?-. Estela, desconfiada, le da la dirección, y cuando David sale de la habitación, le dice –Oye “David” ¿Cómo sabes que se llama Pablo?-. David se da la vuelta riéndose y dice –Es… instinto de hermano-. Y guiñando un ojo, se encierra en su habitación. Al día siguiente, David marcha muy tempano a la casa de Víctor. Ambos habían quedado a las 10:00 am en la puerta de la casa de Víctor, y allí se encontraron: -¿Qué? ¿Has conseguido sacárselo?-. Insinúa Víctor nervioso. –Sí- dice David con sonrisa picarona- ven, vamos a hacerle una rápida visita-. Ambos dan una carcajada, y se marchan en busca de Pablo. Al fin llegan al destino. Ambos están parados frente por frente de la casa de Pablo, y entonces, deciden entrar a llamar. David, nervioso llama al timbre, y después de un rato de espera, sale Pablo, repeinado con peinado de seta, y con el uniforme escolar. Ambos se quedan mirándose extrañados. Pablo echa a David una mirada desconfiada y le dice -¿Quién eres?-. David mira a Víctor, escondido detrás de unos matorrales que había en el jardín de Pablo, y luego dice –Esto… ¡S-soy el hermano mayor de Estela, y quiero que te alejes de ella!-. Pablo se sorprende un momento, mira a David de arriba abajo y añade -¿Alejarme de Estela? No sé por que he de hacerlo, ella me quiere, y yo a ella, y ambos somos muy felices-. David se queda callado, con los labios apretados y muy nervioso. Se dispone a hablarle a Pablo cuando de repente, ¡POM! Víctor le da a Pablo un fuerte golpe en la cabeza con una pala que había en el jardín y le deja inconsciente. David mira a Pablo con horror mientras Víctor sujetaba la pala nervioso -¡QUÉ HACES!-. Grita David asustado. -¡LO SIENTO TÍO-añade Víctor nervioso- LO TENÍA A TIRO, TENÍA QUE DARLE, LE TENGO UN ODIO HORRIBLE!-. -¡PERO AHORA QUE HACEMOS! ¿¡Y SI NO SE DESPIERTA!?-. Grita David enfadado y asustado al mismo tiempo. -¡No digas eso tío!-dice Víctor soltando la pala en el jardín- ¿Y si está…? ¿Y si le he matado?-. -¡Pues nos hemos metido en un lío-añade David alterado- tú por asesino, y yo por  cómplice!-. Víctor se acerca a Pablo, le mira y le dice a David –No podemos dejarle aquí, ¿Y si le ve alguien? Hay que ocultarlo…-. David se da la vuelta, mira a Víctor y le dice –Lo que hay que intentar es que sobre todo… no lo vea Estela, si se entera ¡Nos mata!-. Y ambos cargan con Pablo a cuestas, y le llevan a un descampado. Allí, se disponen a cavar un hoyo en el que meterle, cuando de repente, ven pasar a Estrella por allí: -¡Eee, hola chicooos!-. Dice Estrella acercándose cada vez más. Víctor y David, desesperados, deciden ponerse juntos, y detrás de los dos, ocultar el “cadáver”. Estrella ya está cerca y les dice -¡Hola! ¿Qué hacéis aquí? Y… ¿Qué hacéis con esa pala?-. Víctor, nervioso y sudando, coge la pala y le dice –Eee… ¡La acabamos de comprar! Porque… ¡Nos han dicho que en esta zona de la ciudad hay muchos tesoros!-. Estrella mira a ambos con un brillo en la mirada -¿¡Tesoros!? ¿¡EN SERIO?! ¿¡DE QUÉ TIPO!?-. David se adelanta a decirle –P-pues de ¡Todo tipo! Desde pequeñas pulseras hasta grandes cofres llenos de joyas-. Estrella se pone a dar saltitos de alegría y añade -¡Dejadme ayudaros! ¡Yo quiero uno de esos tesoros!-. Entonces, se acerca a la pala, y ambos gritan a la vez -¡NO, ESPERA!-. Estrella se aleja asustada, y dice -¿Qué pasa?-. Entonces se da cuenta, que ambos no se separan nunca, y dice –Oye… ¿Qué hacéis tan pegados?-. David se apresura a decir -¡Es que tenemos frío!-. Estrella se extraña aún más y dice -¿Frío? ¿¡En pleno mayo!?-. Entonces se le ocurre una idea para averiguar que pasa –Haber, Víctor, que soy tu hermana, encima que te veo, no me das siquiera un abrazo…-. Víctor, cae en la trampa y se separa de David para dirigirse a Estrella, así, dejando a Pablo al descubierto. David se desespera de pronto, y Estrella, grita asustada al ver a Pablo en el suelo al lado de un hoyo. Entonces los chicos, se disponen a contarle lo ocurrido a Estrella: -Huummm… así que queréis venganza ¿Eeh?-añade Estrella acariciándose la barbilla- ¡Pues dejadme a mí!-. Y sonríe pícaramente. _________________________________ Son las 20:00 pm, y Estela está desesperada. Lleva esperando a Pablo desde hace media hora para ir juntos al cine, y aún no ha venido. Preocupada por Pablo, se dispone a llamarle, pero cuelga el teléfono al ver venir a David, Víctor y Estrella, cargando con Pablo a cuestas. Se acerca a ellos y les pregunta que qué ha pasado, entonces, Estrella, le cuenta los hechos: -Nosotros veníamos de dar un paseo, y entonces, al pasar por el parque de la ciudad, vimos a Pablo tirado en un banco y con un montón de botellitas de cerveza a su alrededor. Intentamos levantarle, pero vemos que está bien borracho…-. Estela, enfadada, se acerca a Pablo y le grita -¡PAAAAABLOOOOO, DESPIEEEERTAAAA!-. De repente, Pablo entra en sí del susto, mira a su alrededor y cuando ve a Estela, añade -¡Uuff, querida, menos mal que estás aquí! No veas como me duele la cabeza… creo… que incluso veo doble y… estoy mareado… no recuerdo qué pasó pero… me encuentro fatal…-. Estela frunce el ceño, mira a Pablo enfadada, lo agarra, lo pone de pie y grita -¡¡MALNACIDO, IMBÉCIL, PARA ESO ME LLEVO TODA LA TARDE ESPERÁNDOTE, PARA QUE ENCIMA, CON TODA LA CARA, TE VALLAS POR AHÍ, TE PONGAS HASTA ARRIBA DE CERVECITA, TE EMBORRACHES Y ENCIMA ME DIGAS QUE VES DOBLE Y QUE TE DUELE CABEZA! ¡VERGÜENZA TE DEBERÍA DAR!-. Y de un empujón, tira a Pablo de culo contra el suelo y se marcha. Pablo se levanta y sale corriendo tras Estela, mientras Estrella, David y Víctor, se ríen a carcajadas y se marchan juntos.

                        FIN

"Cambios"

Estrella, Luz y David...

Aquí empiezan las aventuras e historietas más importantes de estos tres jóvenes amigos.

Amigos desde la infancia, estos tres chicos continúan con esa larga amistad, y se embarcan en sucesos tanto divertidos como amorosos o peligrosos....

Aquí...... comienza la historia de E.L.D (Estrella, Luz y David) o mejor dicho, "Sin saber de mi amor"....

Cambios...

Los chicos con los años fueron cambiando:

Estrella, la niña de cuatro años tan espabilada e inteligente, y la jovencita de ocho años que ya sabía hablar un perfecto inglés y sacaba unas calificaciones increíbles, ahora era una chica de diecisiete años.

Seguía siendo casi la misma, excepto en algunas cosas:

Era una chica muy inteligente, pero con un poco de ego, que no permitía que nadie la contradijera, y por supuesto, tenía mucha clase y era muy orgullosa, por lo que no soportaba quedar en ridículo.

También a veces tenía muy mal genio, pero a pesar de todo eso, seguía siendo muy cariñosa con todos, y en especial, quería mucho a su padre.

Pero también... era un tanto celosa... ¿Que por qué? Bueno... cuando conoció a David no era mas que una cría, pero con el paso de los años, algo se había despertado en ella, un sentimiento algo desconocido para ella... el amor.

Sí, amor. Se había enamorado de su mejor amigo, David. Aunque, bueno, mejor dicho, más que nada sólo le gustaba, pero no se atrevía a decirle nada, no fuera a ser que él no sintiera lo mismo por ella, y por tanto, la rechazara...

Pero... ¿En realidad David la rechazaría?

David, al igual que Estrella, también cambió mucho al crecer.

Ahora ya tenía dieciocho años, pero a pesar de ello, era un tanto... crío.

Sí, crío, o para que lo entendáis, infantil.

No se cortaba con nada: si tenía que cantar la canción de "La cucaracha" en medio de la calle y acompañada de un baile ¡Lo haría! Si tubiera que cantar la canción de "Bob Esponja" delante de sus amigos ¡Por supuesto que lo haría!
Y eso a Estrella, bueno... la molestaba mucho... no lo aguantaba en ese aspecto.

En fin, sigamos:

También era un tanto despistado y metía siempre la pata (torpe).

Tropezaba con todo, se chocaba con todo, se caía numerosas veces mientras corría etc...

También era un poco torpe en los estudios... no se le daba bien estudiar, y no es porque no quisiera, sino porque no era muy bueno en ello. Con nueve años debería de entrar en cuarto de primaria, pero tuvo que repetir tercero, y cayó en la misma clase de Estrella (sí, en el reencuentro David ya estaba repitiendo).

Pero bueno, no todo iba a ser malo. David también era un buen chico, muy cariñoso con todos sus amigos y familiares, y un chico muy bueno y responsable, a pesar de ser tan despistado e independiente, hacía mucho caso a sus padres.

Pero su principal vocación, era el fútbol.

Desde los nueve años, que se apuntó al equipo, no ha parado. Casi todas las tardes entrenaba, y uno de sus sueños, sería dedicarse a ello.

Bueno, pero como hemos dicho antes... "¿David en realidad rechazaría a Estrella?" Claramente, no.

A David también le gustaba Estrella, y para él era su chica. Aunque nunca había sido un chico lanzado, desearía salir con ella, pero no quiere lanzarse debido a... bueno, al miedo a ser rechazado.

Y así están los dos, "Sin saber de mi amor".

Y bueno, lo cierto es que no es nada raro, puesto que ambos, habían cambiado mucho físicamente, para bien:

Estrella era muy guapa y atractiva. Sus ojos azules llamaban mucho la atención, y tenía una cara muy fina y unos rasgos muy femeninos. No me extraña que a David le gustara.

Pero David tampoco se quedaba atrás. Era un chico muy mono. Tenía unos ojos verdes muy bonitos, y una sonrisa muy encantadora. También, debido al fútbol, los años también lo habían puesto en forma, y era un tanto... atractivo.

Ambos estaban como tortolitos el uno por el otro, pero a pesar de ello, seguían siendo "mejores amigos".

Y bueno, deberíamos pasar a Luz...

Luz desde pequeña, había sido una chica muy responsable. Como era hija única, su mayor responsabilidad eran sus estudios y su casa.
Hacía mucho caso de sus padres, los cuáles, la querían mucho.

Pero Luz también cambió:

Ahora era una chica de dieciseis años, muy linda y responsable.

¡Tenía un corazón enorme! Tendía más a dar que a recibir. Ayudaba a todo el que necesitara ayuda, es por eso, que desea ser enfermera.

Era muy sencilla. Las joyas, pendientes, tacones super altos, pintalabios de carmín, sombra de ojos etc... no era su tipo.

Ella prefería vestir tal cual, no le gustaba ir llamando la atención.

Pero también era muy inteligente, a veces hasta más que su amiga, Estrella.

Tendía a pensar mucho las cosas antes de hacerlas, cosa que no hacía Estrella, y cuando ganaba en algo, no le gustaba presumir de ello, cosa que no hacía Estrella...

Pero aparte de todo eso, era muy guapa también.

Tenía unos ojos marrones muy grandes y expresivos.

La sonrisa en ella ¡Lo era todo! Basta con que sonriera para despertar toda su dulzura interior.
Es por eso que ahora tiene un novio, Lucas. Un buen chico que se preocupa mucho por ella y la quiere mucho.

Para David, ella era como su hermana pequeña. La apreciaba muchísimo, y a veces la prefería a ella para un secreto, que a Estrella.

Bueno, eso es todo.

Estos tres amigos, ahora, empezarán a pasar por los momentos más importantes de su vida, momentos, que les será muy difícil olvidar. De echo, no lo harán. Pero antes de contarlos, creo que deberíamos pasar a los hermanos de Estrella y David:

LOS HERMANOS:

Bueno, como ya habíamos dicho en los capítulos anteriores, Estrella y David tenían tres hermanos cada uno.

Empecemos por orden:

Carlos: bueno, seguramente os acordaréis de Carlos. La última vez que hablamos de él, tenía dieciséis años y estudiaba en bachillerato.

Pero ahora ha cambiado:

ahora es un joven de veinticinco años, alto, muy guapo, que desea ser actor.

Es un chico muy dramático, y no soporta que lo rechacen. Pero también es muy bromista y le encanta quedarse con todos sus amigos.

Se lleva muy bien con su hermana Estrella, y ella también le quiere mucho, pero no aguanta sus golpes de... tristeza.

Cuando se deprime por una chica ¡Es horrible! Se lleva como dos semanas encerrado en su habitación, y no sale solo para comer e ir al baño.

Ahora tiene dos nuevos amores...

Está perdiendo la cabeza por la hermana de David, Cristina, y también por Luz...

Luz le ha dejado claro en varias ocasiones que tiene novio y no quiere nada con él, y Carlos insiste...

Pero también, está detrás de Cristina, la cuál no lo rechaza del todo, pero también se hace un poco la difícil.

El pobre está un poco perdido, pero no piensa desistir.

Y ahora, hablando de Cristina, pasemos a ella:

Cristina: la chica de once años tan responsable de sus hermanos y sus padres, ahora es una guapa muchacha de veinticuatro años, muy dedicada a su carrera de maestra de niños pequeños, y también de su familia.

Nunca deja de lado a sus padres. Para ella, ¡Lo son todo!

Sus padres también la adoran muchísimo, y la apoyan en todo.

Cristina adora a los niños, y desea alguna vez, combertirse en madre.

Estela: Estela... la pequeña Estela de tres años ahora tiene... dieciséis.
Estela en primer lugar, para los que no la conocen, suele ser un tanto insoportable.

¡Es una cotilla! Nunca deja en paz a nadie, nadie puede mantener un secreto si ella está cerca ¡Se entera de todo!

También es un tanto pícara. Si su madre la castiga por una razón x, ella se haría la niña buena, y gracias a sus lágrimas de cocodrilo, siempre conseguía lo que quería.

Pero también es una buena chica, y muy responsable de sus cosas. Quiere mucho a sus hermanos, en especial a David, debido a que es su hermano mayor y a la vez más pequeño que Cristina.

Pero es ese cariño que le tiene, lo que provoca que siempre lo esté chinchando y molestando.

David llega momentos en que la cabeza le estalla, y se enfada con ella muchísimo, pero en el fondo es su hermana y... la quiere.

Estela también tiene novio. Un chici un tanto repelente y engreído, de pelo rubio y peinado de seta, llamado Pablo. Sí, diréis que qué demonios ha visto Estela en él, pero Pablo a veces puede ser un tanto pelota... y Estela bueno... el amor es ciego.

Víctor: Víctor ha pasado de ser un niño de seis años, a un chaval de quince. Adooora a su familia y hermanos más que a él mismo.

Bueno... en eso me equivoco un poco, porque también es muy dedicado a su aspecto.

No le gusta salir a la calle vistiendo mal, o con los pelos despeinados, él siempre se viste y se peina treinta veces antes de salir.

Pero ello no le combierte en un chico engreído. Es un buen chaval, muy responsable y buena persona.

Todos los que lo conocen le aprecian mucho, y pocas personas podrían hablar mal de él.

Pero también se parece mucho a Carlos en eso del amor...

Está muy enamorado de Estela, y siempre intenta engatuzarla con una que otra muestra de amor, pero Estela tiene novio, por lo tanto, pasa de él.

Víctor no soporta a Pablo, y haría lo que fuera por conseguir a Estela. Ahora su propósito es ser poeta, y no le va mal, puesto que son muy buenas las poesías, y está intentando escribirle unas pocas a Estela para conseguirla, a ver qué pasa...

Enrique: Enrique, el pequeño bebé de tan solo un añito, ahora es un responsable y dedicado niño de diez.

Enrique es un buen chico. Se dedica de lleno a sus cosas y responsabilidades y no le gusta entrometerse en la vida íntima de sus hermanos (no se parece a Estela).

Quiere mucho a su familia, en especial a sus padres, pero es un chico tímido, y no siempre lo demuestra.

En el colegio va muy bien. Sus padres están encantados con él.

Es un hijo maravilloso, y nunca busca problemas ni enfrentamientos.

Débora: la pequeña bebé de un añito, al igual que Enrique, ahora tiene diez.

Débora es una niña un tanto extraña.

Por una parte es muy divertida y tiene mucho humor, le encanta pasar buenos momentos riéndose con todos sus familiares y hermanos, y chinchando a su hermana Estrella, diciendo cosas como "te gusta Daviiid lalala" y Estrella se pone de los nervios a perseguirla por todas partes.

Pero por otra parte, tiene su parte ñoña...

Está enamorada de Enrique, y desea a toda costa conquistarlo.
Le ha escrito varias cartas contándole su amor, y varios versos también (al igual que Víctor).
Pero Enrique, como mencionamos antes, es un chico tímido que no busca complicaciones, y a pesar de ser una chica físicamente guapa, él dice que por el momento no quiere novia... no hasta dentro de más años.

                ________________

¡Y eso es todo! Como ya os dije, se hicieron mayores, y ya véis, han cambiado y crecido mucho.

Pero aquí no termina E.L.D, o mejor, "Sin saber de mi amor".

Aún quedan muuuchos momentos con estos divertidos amigos, que nos harán pasar un buen rato, y seguro que nunca os olvidaréis de ellos, porque yo me encargaré de que no lo hagáis ;3

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                         FIN

sábado, 7 de septiembre de 2013

Capítulo 2 "El reencuentro"

Después de lo ocurrido en el patio de la escuela, Estrella y David se hicieron muy amigos:

siempre se iban juntos en el recreo, se enviaban dibujos, se sentaban juntos en clase (ya que eran compañeros, solo que no se conocían antes de lo ocurrido con Jack), se iban a casa juntos, ya que vivían casi en la misma calle etc... y así, con el tiempo, también conocieron a sus familias.

Los padres de David se llamaban Manuel y Elizabeth.

Manuel López, trabajaba en una oficina dedicándose a arreglar papeleos y atender llamadas telefónicas. Era muy trabajador, y muy buen padre y marido también. Se preocupaba mucho de su familia, y era un hombre muy humilde. Para él Elizabeth lo era todo, y siempre que podía le traía uno que otro regalito.

Elizabeth Rico, una estupenda madre y esposa. Su trabajo era de veterinaria y le encantaban los animales. También se encargaba muy bien de las tareas domésticas y de mantener en buen estado la casa y la familia. Sus tres hijos, Cristina, David y Estela, de 11, 5 y 3 años respectivamente, estaban muy bien atendidos, y no les faltaba de nada.

Cristina era una hija increíblemente maravillosa. Nunca se ha visto una chica de 11 años tan responsable como ella. Era una chica castaña de unos bonitos ojos marrones, con un corazón tan grande que no le cabía en el pecho. Quería muchísimo a su familia, y encargarse de sus hermanos y sus estudios era su principal vocación.
Debido al continuo trabajo de sus padres, Cristina tenía que encargarse con frecuencia de sus hermanos pequeños, y no lo hacía nada mal. Es por eso, que sus padres la adoran, y ella desea ser de mayor profesora de niños pequeños.

David era un crío de cinco años de pelo castaño y unos bonitos ojos verdes, el cual era un tanto despistado e independiente. Le gustaba ir a su rollo, y encargarse de sus cosas él solito. También era bastante cabezota y cuando discutía con alguien, siempre tenía que ganar el.
Pero aparte de todo eso, era muy bueno y cariñoso. Quería mucho a su familia, en especial a su hermana mayor y a su madre. Para él Cristina era como su segunda madre ya que siempre se encargaba de él, y su madre también era muy especial para él, puesto que también era muy cariñosa con ellos.

Finalmente estaba la pequeña Estela, que tan solo tenía 3 añitos, pero a pesar de ello, era una niña muy espabilada y observadora...

Bueno, todos ellos conformaban la familia López.

Los pequeños David y Estrella, debido a su gran amistad, provocaron varios acercamientos entre ambas familias, provocando que los padres se hicieran buenos amigos, y así, juntar a sus hijos y que tubieran más amistades.

¡Y todo era genial! Las dos familias siguieron teniendo contacto durante un año más, provocando así que ambos críos, David y Estrella, siguieran llendo al mismo preescolar juntos, y así, siendo muy buenos amigos.

Pero todo cambió al llegar la primaria...

Ambos críos entraron en diferentes escuelas, debido a que la familia Sánchez tuvo que trasladarse durante un tiempo a Londres, debido al trabajo del padre, Carlos.

Eso a ambos niños les afectó bastante, puesto que eran muy buenos amiguitos y querían ir juntos al mismo colegio... pero no pudo ser.

Estrella tuvo que estudiar en un colegio inglés durante los cursos de primero, segundo y tercero de primaria, pero eso le ayudó bastante a aprender muy bien el idioma, y por tanto, a mejorarlo. Pero no solo le ayudó en el idioma. Su padre pensó que, tal vez, eso de experimentar con personas, costumbres y lugares distintos, ayudaría muchísimo en su formación. Y así fue. Con tan solo ocho años, Estrella ya sabía hablar un perfecto inglés, y era una niña que sacaba unas calificaciones bastante altas en la escuela.
Debido a los estudios, los nuevos amigos, nuevas costumbres, nuevas tareas, responsabilidades etc... Estrella y David, con los años, se fueron olvidando el uno del otro.

Ambos niños tenían ocho y nueve años, y por lo tanto, ya se habían echado nuevos amigos, habían aprendido cosas nuevas, y también experimentaron cosas nuevas en la familia:

Sheila, madre de Estrella, había tenido una nueva hija, Débora, de 1 añito. Era una preciosa niña rubia con unos bonitos y expresivos ojos azules. Era una niña muy feliz, y a pesar de tener tan solo 1 año, parecía entender todo con claridad y aprendía todo con mucha facilidad.

Pero en la familia López, también hubo otro nuevo nacimiento: Enrique, nacido el mismo año que Débora, también tenía un añito. Era un niño muy guapo, de pelo también castaño y unos grandes ojos marrones. Era un niño un poco más tranquilo y lo aprendía todo a su tiempo. Pero también era muy espabilado y feliz, y provocó mucha felicidad en la familia López.

Con todas esas cosas nuevas, podría decirse que ambas familias vivieron felices para siempre, y nunca más se volvieron a ver, pero no fue así:

Después de aproximadamente cuatro años en el extranjero, la familia Sánchez volvió.

Al parecer Carlos se quedó sin trabajo allí, y su antiguo jefe le llamó de su antigua empresa para volverle a colocar. Por lo tanto, regresaron.

Estrella ya tenía ocho años, y sus hermanos Carlos y Víctor tenían 16 y 6 años respectivamente. Los tres estaban estudiando, excepto la más pequeña, Débora.

Debido a ello, tuvieron que integrarlos en nuevas escuelas hasta que terminaran sus estudios, y eso a los niños, no les hizo mucha gracia. Ya conocían a muchos compañeros de Londres de la antigua escuela, por lo tanto volver a hacer, no sería una tarea fácil...

Pero no quedaba más remedio, así que tuvieron que integrarlos.

Estrella se matriculó en tercero de primaria, y su hermano Víctor entró con ella en la misma escuela, pero se matriculó en primero de primaria.

Carlos por el contrario, entró en el instituto, y se matriculó en primero de bachillerato.

Así estuvieron durante varios meses, hasta que un día, todo cambió:

Tocó el timbre de salida, y todos los niños salieron al recreo.

Estrella, como siempre, prefería leer un libro antes que jugar con las demás niñas de su edad, por lo que, puesta a ello, se sentó bajo la sombra de un árbol, abrió su libro por donde marcaba el marcapáginas, y comenzó a leer.

Justo a su lado, había un pequeño campo de fútbol donde los chicos solían jugar al fútbol en las horas del recreo.

Estrella estaba tan concentrada, que ni los ruidos que provocaban aquellos niños jugando al fútbol la distraían. Para ella su libro era tan importante, que no permitía que nada ni nadie la molestara ni la distrayera de su lectura.

Pero en uno de sus momentos de lecturas, uno de los chicos que jugaban al fútbol, chutó la pelota tan fuerte, que se salió del campo, llendo a parar, a la cabeza de Estrella...

La pobre chica se quejó de dolor, y se frotaba la cabeza debido al balonazo que acababan de darle.

Pero entonces, para su sorpresa, el mismo chico que chutó la pelota, fue a socorrerla, para preocuparse por ella.

Se acercó a su libro, y se lo dio, puesto que del golpe del balón, el libro se le cayó de las manos.

Estrella se frotaba la cabeza a la vez que se quejaba, y entonces el chico se acercó a ella:

-¡Oh vaya! ¡Lo siento mucho! ¿Estás bien?-.

Estrella agarró su libro y lo miró a la cara a la vez que decía:

-Si... solo me duele un poco la cabeza... no es nada-.

-¿Estás segura?-.

-Si, tranquilo. Estoy bien-.

-Ah, menos mal, es que no me dí cuenta de dónde chutaba el balón, y sin querer, te dí a ti, lo siento mucho...-.

Estrella sonrió y luego dijo:

-No pasa nada, tranquilo. Estoy bien-.

-Pues qué alivio-.

-¿En serio? ¿Por qué?-.

-Pues porque... eres una chica y... no me gusta nada hacer daño a las chicas-.

-Vaya... qué educado por tu parte-.

El chico se empezó a reír y entonces se fijó en que tenía una cicatriz muy fea en la rodilla, así que se decidió a preguntarle:

-Oye... ¿Qué te pasó aquí?-. Dijo a la vez que se agachaba para quedar a su altura.

Estrella se miró la rodilla, y algo enfadada dijo:

-Es... una cicatriz de un zollón que me hice cuando era pequeña-.

-¿En serio? ¿Qué te pasó?-.

-Nada importante... un niño me quiso quitar una piruleta y para conseguirla me empujó contra el suelo, y me hice daño en la rodilla-.

-¿¡En serio?! ¡Pero qué cobarde! Hacerle eso a una mujer es de gallina...-.

-Lo sé, pero suerte que mi amigo David vino para salvarme-.

Entonces el chico se quedó algo petrificado y miró a Estrella fijamente:

-Has dicho tu amigo... ¿David?-.

-Sí- dijo ella- él me salvó de aquel niño, Jack. Era un abusón y siempre le pegaba a los más pequeños. Hasta que un día David le dio un escarmiento, y ya nunca más volvió a meterse conmigo-.

El chico escuchaba la historia tan asombrado como si fuera leído una historia de miedo.

Después de un rato, reaccionó y le dijo:

-Y ese amigo tuyo... ¿Dónde está?-.

-No lo sé... hace muchos años que no le veo...-.

-Guau... ¿Por qué?-.

-Porque cuando éramos pequeños, nos separamos. Yo me tuve que ir a Londres por el trabajo de mi padre, y nunca más volví a verle... espero que esté bien... cuánto desearía volverle a ver...-.

El chico la miraba con los ojos como platos. Su respiración se hizo forsoza, y las gotas de sudor empezaron a correr por su frente:

-Tu padre... ¿En qué trabajaba?-.

-De detective ¡Es genial! De mayor me encantaría ser como él-.

-Y se llama... ¿Carlos, por casualidad?-.

Estrella se quedó asombrada mirando al chico. De repente un calor empezó a subirle por todo el cuerpo y un escalofrío le recorrió toda la espalda:

-S-si... así se llama... ¿Cómo lo sabes?-.

-También se que te llamas Estrella Sánchez Palacios, y que de pequeña eras mi mejor amiga-.

Estrella abrió los ojos como platos y al mismo tiempo dijo:

-No me lo puedo creer... ¿Tú eres?-.

-¿David? Sí, soy yo. David López Rico, tu mejor amigo de la infancia, el que te defendio de Jack y el que le dio un buen escarmiento a ese cobarde-.

El silencio se hizo eterno. Estrella miraba atónita al muchacho a la vez que se tapaba la boca con las manos.

David también permanecía callado, mirando fijamente la cicatriz en la rodilla de Estrella.

Ambos se miraron. Sus miradas se cruzaron de nuevo, después de cuatro años separados. Estrella se mordió el labio inferior al mismo tiempo que unas lágrimas se le escapaban de los ojos. No aguantaron más; se abrazaron.

Fue un abrazo tan tierno, tan amistoso, tan inocente, tan... esperado, que ambos se pusieron a llorar, y no se separaron en unos minutos.

Finalmente, dejaron de abrazararse, y se secaron las lágrimas para poder hablar bien:

-¡Es que me parece todo tan... extraño! No me puedo creer que vuelva a verte...-. Exclamó Estrella apretándole con fuerza las manos.

-Lo sé... para mí ha sido igual... no puedo creer que después de tantos años separados... ¡Hayas vuelto! ¿Y eso por qué? ¿Qué haces aquí otra vez?-.

Entonces Estrella, le cuenta a David toda su historia en Londres, todo lo que vivió, todo lo que aprendió y sobre todo... todo lo que se acordó de él. Pero también le cuenta la razón por la cual habían regresado, y David la escucha hasta el final:

-Vaya... no sabía que te fueras acordado de mí estando tan lejos...-.

-Eso no importa, cuando quieres a alguien, no importa la distancia David-.

David sonríe y la mira a los ojos.

Entonces se acuerda de todo lo que le ha pasado a él, y también le cuenta a Estrella toda su historia:

-[...] Y siempre me acordé de tí, nunca te olvidé, porque para mí siempre fuiste mi mejor amiga...-.

-Oh... y tú para mí-.

Ambos se sonríen, y entonces Estrella abre la boca entusiasmada:

-¡Ah! También tengo otra noticia que te va a encantar-.

-¿Ah si? ¿De qué se trata?-.

-¡Tengo una nueva hermanita! Se llama Débora, y tiene 1 añito... ¡Es muy guapa y espabilada!-.

-¡Vaya, pero qué casualidad!-.

-¿Por qué? ¿Qué pasa?-.

-¡Yo también tengo otro hermanito nuevo! Se llama Enrique ¡Y tiene también 1 añito!-.

Ambos niños empiezan a reírse y a contarse cosas sobre sus dos hermanos.

Así se llevan todo el tiempo del recreo, y parte del tiempo del aula, puesto que por casualidades del mundo, habían caido en la misma clase, y se sentaron junto como hacía años.

Ambos niños volvieron a ser amigos de nuevo:

se iban juntos en el recreo, se sentaban juntos en clase, se iban a casa juntos, hablaban todo el día por teléfono etc...

Con el tiempo ambas familias volvieron a tener contacto de nuevo, y sus hijos volvieron a ser amigos y a juntarse todos juntos.

Pero David y Estrella nunca más se separaron. Ahora sí que serían amigos para toda la vida.

Pero con el paso de los meses, se mudó al barrio otra familia; los Gutiérrez.

La familia sólo tenía una hija, la pequeña Luz, de 7 años.

Como pocos niños en el barrio querían juntarse con ella, un día Estrella y David, por casualidad, se toparon con ella, y se hicieron amigos.

Así, la familia de Luz también ganó contacto con ambas familias, y los tres niños, Estrella, Luz y David, se hicieron muy muy buenos amigos durante muchos años.

Y así, los tres, se hicieron mayores... Y con el paso de los años y los años y los años... siguieron siendo amigos y nunca se separaron.

Y así, comenzó una nueva y duradera amistad, que nunca más tuvo que volver a separarse.

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                       FIN

Capítulo 1: "Un dia de escuela"

La mañana acechaba y los rayos del sol se colaban entre las persianas de las habitaciones.

Estrella se encontraba en la cama, dormida aún. Su madre estaba preparando el desayuno y por lo tanto, fue su padre el que vino a despertarla:
-Venga cielo, arriba. Que tienes que ir al cole-.

Estrella abrió los ojos de golpe, y con una sonrisa en su rostro, se levanta de la cama y se dirige al baño para prepararse.

A Estrella le encantaba ir al colegio. A pesar de su corta edad, ya sabía leer y por lo tanto, cada vez que tenía la oportunidad, leía uno que otro libro. Era una niña muy espabilada, y le encantaba aprender. Por eso, hoy no quería faltar a la escuela.

-¡Buenos días mami!-. Dijo la pequeña entrando en la cocina.
-¡Hola cielo!- dijo su madre cojiendola en brazos- ¿Qué, tienes ganas de ir al cole?-.
-¡Pues claro! Sabes de sobra que me encanta ir-.
-Muy bien cielo, así me gusta-le dijo su madre poniéndola en el suelo- pero antes tienes que desayunar ¿No? Venga cómete la tostada, que está muy rica-.
-¡Si mami!-. Dijo Estrella sentándose en la mesa.

Estrella era una pequeña de cuatro años. Era muy espabilada y le encantaba ayudar en todo en casa. Sus padres la tenían por una niña prodigio debido a su inteligencia a pesar de su edad.Pero a parte de eso, era muy guapa. Tenía el pelo rubio y ondulado. Sus ojos eran azules, y tenía unos rasgos faciales tan encantadores y femeninos, que literalmente, parecía una muñequita.

Pero no era hija única; tenía un hermano mayor de doce años llamado Carlos, y otro de dos años llamado Víctor. Carlos era un adolescente de pelo castaño y ojos marrones, que era un tanto despistado y olvidadizo, pero eso no significaba que no fuera buen hijo. Se preocupaba mucho de su familia y le encantaba jugar con su hermanita pequeña, pero Estrella no siempre estaba dispuesta, porque prefería leer libros a jugar al pilla-pilla con su hermano mayor...

Carlos también era muy cariñoso.Ayudaba mucho en casa y se preocupaba mucho de sus padres, pero no era tan buen estudiante...

Solía sacar malas notas, porque él decía que prefería dedicarse al teatro ¡Y no era broma! Carlos a veces era un tanto... dramático.
A su edad, empiezan los primeros amores, y cada vez que una chica lo ignoraba, él se ponía muy triste y solía coger una depresión enorme...

Finalmente, tenemos al pequeño de la familia; Víctor. Víctor tenía tan solo dos años, pero era un niño muy guapo y espabilado, de un pelo rubio liso y unos grandes y bonitos ojos azules. Era muy feliz y aprendía todo muy rápido. Todos estaban encantados con él.

Pero bueno, aparte de esos dos niños, también estaban los padres:

El padre de familia, Carlos Sánchez, siempre tan preocupado de su trabajo y de su familia. No quería que en el futuro sus hijos acabaran en la calle, y por tanto, desde que eran pequeñitos, les enseñaba a leer a una edad temprana para ayudarles en su futuro. Solía ser un tanto estricto y estirado con ellos, pero también era muy cariñoso y los quería a todos muchísimo.

Y ahora la madre, Sheila Palacios. Sheila era suuuper cariñosa con su familia, y a pesar de todo siempre intentaba sacarles una sonrisa a sus hijos e intentar que fuesen felices a pesar de todo. Trabajaba de banquera, y le iba muy bien. A Estrella le fascinaba su trabajo, y una que otra vez la acompañaba y los clientes fascinaban con la inteligencia y la parla que tenía la pequeña.

Bueno, sigamos con la historia:

Estrella terminó su desayuno, y tan pronto como pudo, subió a su habitación para coger su maletita e irse con su hermano al colegio.

Una vez preparada, salió a la calle acompañada de Carlos, se despidió de sus padres y se fueron.

                       ****

La profesora entró a la clase, y todos los revoltosos críos, dejaron de dar voces y saltos, y se sentaron en sus pupitres:

-¡Buenos días niños!-. Dijo la profesora Inés con voz cariñosa.

-¡Buenos días profe!-. Dijeron todos los críos a la vez.

Estrella estaba sentada en su pupitre con un libro abierto mientras escuchaba a la maestra:

-Bueno, hoy vamos a revisar los deberes que mandamos para ayer ¿Vale? Creo recordar que os dije que teníais que preguntar a vuestros padres en qué trabajaban y comentarlo hoy en clase ¿No?-.

-¡Siiii!-. Dijeron todos los niños muy ilusionados.

Entonces la profesora fue llamando a los niños para que uno por uno contara en qué trabajaban sus padres y en qué consistía.

Estrella estaba muy contenta ¡Sabía que a sus compañeros les iba a encantar saber que su padre era detective y que siempre encontraba a los ladrones que cometían delitos!

Y con esta idea en mente, se preparaba para hablar en clase.

                       ****

Sonó el timbre del recreo, y todos los críos salieron fuera.

Estrella se encontraba sentada en un banco a la vez que leía uno de sus libros.

Estaba tan concentrada en la lectura que no se dio cuenta de que la piruleta que le dio la profesora como enhorabuena, se le había caido del bolsillo.

Pero entonces, un niño desconocido, se fijó en la piruleta del suelo, y se acercó a ella.

Estrella, tan inocentemente, seguía leyendo, hasta que finalmente, terminó de leer, y al tocarse el bolsillo notó que la piruleta no estaba. Empezó a buscar por todo el suelo, hasta que finalmente la vio y la cogió.

Pero cuando iba a quitarle el enboltorio, el niño se acercó a ella y le dijo:

-Eh, tú, niña ¿Esa piruleta es tuya?-.

Estrella, que no le gustaba demasiado hablar con extraños, se hizo la despistada y le dijo:

-Eh... si, ¿No has visto que la tengo yo?-.

-Pues yo también quiero una piruleta, dámela-.

-¿Qué dices? ¡Es mía! Me la ha dado mi maestra por haberme explicado tan bien...-.

-¡Yaya! Me da igual quien te la haya dado, dámela, se te ha caído al suelo, y la vi yo, así que es mia-.

-¡De eso nada! Se me ha caido pero la he vuelto a coger, y si la he vuelto a coger, me convierto en la propietaria, asi que no es tuya, sino mia, asi que déjame en paz-.

El niño empezaba a enfadarse cada vez más, así que se acercó a Estrella e intentó quitarsela a la fuerza:

-¡He dicho que me la des!-. Gritaba el chico tirando de la piruleta de forma violenta.

-¡Y yo te he dicho que no! ¡Que es mía! ¡Vete y déjame!-.

Entonces Estrella le da un pisotón, y echa a correr por el patio del colegio para librarse del niño, que no paraba de perseguirla para quitarle la piruleta:

-¡Ven aquí, no corras cobarde!-. Le gritaba el niño que ya la iba alcanzando.

La pobre Estrella se quedaba sin fuerzas y finalmente el niño la alcanzó, dándole un empujón y tirándola al suelo, provocando que se zollara la rodilla.

El chico se acercó a ella y por última vez la intentó convencer para quitarle la piruleta, pero Estrella de nuevo se negó, y cuando la iba a golpear, otro niño de mas o menos cinco años, dio un empujón al chico que se metía con Estrella, provocando que callera al suelo de boca.

-¡Ya basta Jack, deja de meterte con los demás! ¡Eres un abusón!-.

Gritaba el otro chico. Estrella miraba atónita la escena; ¡Aquel niño la había salvado!

Pero el otro niño se levantó del suelo, y parecía sangrar por la nariz:

-¿Y tú quién diablos eres?-. Dijo mirando por encima al otro.

-¡Me llamo David, y ya estoy harto de que siempre te metas con los más débiles solo por simple gusto, eres un abusón, Jack!-.

Jack miró a David y a Estrella. Luego intentó acercarse a ella para pegarle, pero David se interpuso, y Jack empezó a enfadarse:

-¿Es que te vas a poner en mi camino, enano?-.

A David no le incomodaban sus comentarios, y continuaba en su sitio.

Jack volvió a hacerle la misma pregunta, pero más enfadado, pero David seguía ahí quieto, mirándole, desafiante.

Jack finalmente se enfadó, e intentó darle un puñetazo a David, pero éste lo esquivó, y le agarró el brazo para darle un rodillazo en la cara y un puñetazo en la tripa.

Finalmente dejó a Jack fuera de combate, y éste salió huyendo asustado.

Estrella miraba atónita a David: ¡Le había salvado de aquel niño!

David se sacudió las manos y sonriendo, se acercó a Estrella para ayudarla:

-¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo?-.

-No, estoy bien... sólo me he hecho un poco de daño en la rodilla.... muchas gracias... David....-.

David le sonrió algo tímido, y se agachó a su lado para hablarle:

-Oye, ¿Cómo te llamas?-.

-Estrella...-.

-Vaya, Estrella... qué nombre más bonito-.

Estrella sonrió y agachó la cabeza algo tímida.

-No le eches cuenta a ese tipo, siempre está abusando de los demás-.

-Sólo me quería quitar la piruleta... y mira como se puso por no dársela-.

-Ya, él siempre es así, tú hazme casi a mi, ignóralo como hago yo, y nunca mas te hara nada-.

-Vale... gracias-.

Y automáticamente, le dio un beso en la mejilla a David, el cual se puso muy colorado y dijo:

-O-oye... ¿No deberías curarte esa herida? Se puede infectar...-.

-Claro... ¿Vienes conmigo a la enfermería?-.

-¡Claro! Ven, yo te ayudo a levantarte-.

Y así, ambos se fueron camino de la enfermería.

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                        FIN